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Amalgama Dental

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En la actualidad el uso de la amalgama dental es objeto de una de las mayores controversias entre los expertos en medicina. Este material llamado también amalgama de plata, es apreciado desde hace más de 150 años. Sin embargo, hay que tener en cuenta que está compuesto por un 50 % de mercurio, la sustancia más tóxica que existe, después de los elementos radiactivos. Especialmente peligroso resulta en forma de vapor, tal y como se advierte en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) elaborado en el año 2002. En él se reconocía que cerca de 80% del mercurio inhalado es absorbido por los tejidos pulmonares y llega a través de la barrera de la sangre al cerebro. Además, se añadía que “en el caso de vapor de mercurio elemental, la fuente más importante para la población son las amalgamas dentales”.

 

Sabemos que el mercurio se acumula en varios órganos, y que se deposita principalmente en el hígado y en los riñones. El mercurio es citotóxico, es decir, el mercurio mata las células. Un estudio efectuado en las ovejas indica que el mercurio produce una reducción del 50% en la filtración del riñón, tan sólo dos meses después de su colocación.

 

DAÑOS FÍSICOS

El mercurio deprime al sistema inmunológico, y está relacionado con enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso, liquen plano, colitis ulcerosa, endometriosis, Alzheimer, depresión. El mercurio también incrementa el número y la severidad de las alergias. Otros síntomas son el cansancio, la agresividad, la pérdida de apetito y a veces proteinuria.

 

La ignorancia sobre este material entre los cuidados es, sin embargo, grande porque, como explica el presidente de la “Asociación Española de Afectados por Mercurio de Amalgamas Dentales y Otras Situaciones”, Servando Pérez, “no se advierte de los riesgos ni se nombran las alternativas para que la gente pueda optar por una u otra cosa”.

 

El químico catalán Pere Bicardi, que estudia desde hace años la toxicidad de la amalgama dental, constata que todos los pacientes de Alzheimer de una asociación en Figueres llevaban tres rellenos y más. Según Mutter, se encontraron, además, altas concentraciones de mercurio en cerebros de muertos que habían padecido esta enfermedad.

 

No siempre un nivel alto del mercurio en el cerebro causa las reacciones patológicas. Eso depende de cada individuo. El problema principal es que no sabemos el nivel exacto para desarrollar una patología en el cerebro o en el sistema nervioso central (CNS). No se ha investigado todavía y no interesa la investigación porque la producción de amalgama sigue siendo uno de los negocios más fructuosos y lucrativos en el mundo.

 

En el año 1996 concluyó con un acuerdo una demanda judicial interpuesta por 1500 ciudadanos alemanes contra el entonces mayor productor de amalgama, Degusta. La multinacional pagó 1200 millones de euros para una investigación que llevaba el nombre GAT y que, a pesar de proporcionar unos resultados poco claros, llevó a la prensa alemana a celebrarlo como si éste supusiera el cese de la alarma. Sin embargo, el antiguo fiscal, Erich Schöndorf, afirma que el estudio “lleva la firma de defensores radicales de la amalgama dental” como Thomas Zilker o Stefan Halbach.

 

DAÑOS PARA EL MEDIO AMBIENTE

Teóricamente, los residuos de amalgama se recogen en las consultas del dentista, pero está demostrado que, muchas veces, éstos no se gestionan correctamente y se acaban quemando, lo que supone un grave problema para el medio ambiente y para las personas. “Al incinerarlos, llegan a la atmósfera”, explica Leticia Baselga, experta de residuos de Ecologistas en Acción, y, dada la volatilidad del mercurio, eso significa que puede pasarse dos años desplazándose largas distancias hasta volver a la tierra.

 

Lo mismo ocurre cuando se extraen los empastes. “Al caer, el mercurio se metaboliza en microorganismos y, finalmente, se convierte en metilmercurio, la forma más peligrosas de mercurio, ya que es absorbible por animales y humanos”.

 

Los desechos de la amalgama los rellenos viajan  a través de los alcantarillados llegando a cantidades preocupantes de mercurio al medio ambiente: el metal pesado es absorbido por pequeños organismos acuáticos, luego por los peces y, al final de la cadena alimentaria, por el hombre.

 

 

 

 

 

 

 

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